(La foto la he sacado de https://lastresyuncuarto.wordpress.com.
Desconozco el autor)
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Soy dueño de mi vida y mi castillo
caballero feudal, rey sin corona,
y no dejo pasar pena ni sombra,
ni desesperación, tedio ni hastío.
En mi castillo gobierna la alegría
de vivir, la risa al viento de tus alas,
los gritos infantiles y la farra
el gozo, el frenesí, la algarabía.
En mis dominios manda mi princesa
y con ella me convierto en rana
o elefante de rebaño, en prendedor,
en verso, en pluma, en flor y en perla.
No consientas que te acallen las ganas
de reír, de extender la alegría alrededor.
Y dejemos al triste malhumor
dormir a las afueras del castillo
para siempre, mi amor, como castigo.
©Santiago Pérez Merlo
Un soneto para Aitana... la alegría.
ResponderEliminarAleja el mal rollo... la tristeza.
Se escribre del tirón. Y sin pereza.
El amor del padre hacia su hija...no es utopía.