Trae el mar en calma,
con apenas olas,
el deletreo suave de tu nombre.
con apenas olas,
el deletreo suave de tu nombre.
Atrae, sí, el ruido y la furia
de los acantilados donde rompen
otras aguas impetuosas…
pero encierran ecos
de pecios hundidos
y naufragios.
Y este mar océano es
el mismo mar y siempre
distinto y no deja ver
-ni falta que hace-
el horizonte pero me susurra
tu voz y me adormece
en los brazos templados
con los que tú me acoges.
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