Él no sabe cómo
ha llegado allí.
No sabe si cayó
del cielo
o emergió de la tierra;
si acaba de nacer
o ha visto morir
anfibios primitivos.
Siente la tibieza
del sol y se refresca
con los rayos de la luna.
Pero no es consciente
de su propio tamaño:
no sabe si es
un estanque o apenas
un humilde charco. Sólo es
una masa de agua:
él es inocente…
Él no sabe nada de Narciso.