Después de la ruptura
viene el duelo: ese tiempo
que hay que pasar procurando
no añorar en exceso
lo que se perdió.
Pero es complicado
porque es mucho lo vivido:
muchos cafés, muchos desayunos,
la playa, la terraza, la salida furtiva,
aquellas sobremesas…
O aquellos ratos serenos
después de hacer el amor,
las entradas y salidas de los cines,
las largas conversaciones
casi de madrugada
cuando no importaba el sueño…
Es toda una vida en unos cuantos años.
No, no estoy hablando
del tabaco ahora: está siendo
mucho más sencillo dejar de fumar
que dejar de estar contigo.
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