Cambio climático

Marceó mayo un año más 

y el sol de primavera 

se tiñó de nubes.

Las tormentas anegaron 

lo que estuvo seco

y lo que parecía florecer: no quedó 

nada.

No quedó ni una gota de agua

sin caer. 

No quedó ni una lágrima 

sin derramar.

Despedida

Cuántas cosas quedan siempre 

sin decir cuando uno 

decide despedirse.

Recuerdas que debías haber dicho…,

que no entendiste bien…, 

que quedó sin explicar…

Piensas que mejor sería escribir…


Pero ¿sabes? No has 

de decir nada, ni siquiera adiós:

el tiempo es la respuesta 

incluso a las preguntas 

que no llegaste a hacer;  el tiempo 

-y no tú, si acaso lo creíste-

es quien conoce todos los porqués

Partir

Se aleja el barco del puerto,

enfila la bocana sin oír

el llanto de quien queda atrás 

sin saber si volverá 

a casa el pescador

o tendrá que aprender a pescar.


Ve el polluelo alejarse  

a su madre del nido sin saber 

si volverá con algo de comida 

o si será abatida por un cazador 

y tendrá que alimentarse por sí mismo.


Cada partida encierra la posibilidad 

de un viaje de vuelta 

o de un adiós. 


Cada marcha una lágrima,

un hambre insatisfecha,

un disparo tal vez.

O un nuevo comienzo.

Duelo

Después de la ruptura 

viene el duelo: ese tiempo 

que hay que pasar procurando

no añorar en exceso 

lo que se perdió.

Pero es complicado

porque es mucho lo vivido:

muchos cafés, muchos desayunos,

la playa, la terraza, la salida furtiva,

aquellas sobremesas…

O aquellos ratos serenos 

después de hacer el amor, 

las entradas y salidas de los cines,

las largas conversaciones 

casi de madrugada

cuando no importaba el sueño…

Es toda una vida en unos cuantos años.


No, no estoy hablando 

del tabaco ahora: está siendo

mucho más sencillo dejar de fumar 

que dejar de estar contigo.

Escribiente

Escribo notas que no dicen nada

en hojas de cuadernos

que dejé no sé dónde. 

Escribo poemas

que no comparto y cartas 

que no enviaré nunca.

Escribo borradores de mensajes,

pensamientos, absurdos, pesadillas…

recuerdos de vivencias o de sueños

que no se si soñé o si viví… o viceversa.

Escribo a mi dictado y para mí 

aunque nunca me lea; escribo

cuanto se me ocurre 

para -como estoy haciendo ahora-

no decir absolutamente nada:

es mi forma de hacer ruido,

de llamar la atención 

sobre aquello que grita 

                                       el silencio.

Maldita aritmética

No se suma un insomnio 

al insomnio. 

No duelen dos dolores, no

llora cada ojo un llanto diferente 

por dos penas distintas. 

No se superponen dos respiraciones,

ni dos faltas de aire.

No se suman dos vientos,

dos olas, dos mareas 

en un tiempo simultaneo…

¿Por qué habrían de sumarse 

entonces

                 dos almas?

¿Por qué ha de ser siempre 

tan confusa la aritmética?