Cambio climático

Se avecina una vez más 
el invierno antes de tiempo. 
El verano retrasó 
de nuevo al otoño
inficionado de su propia pereza,
tras una siesta demasiado larga
de una tarde que se derrama en noche.
Apenas unas lluvias,
las hojas caducas caducando como siempre 
con su eterna obsolescencia programada. 
Y llegó el frío:
extemporáneo todavía 
como un insufrible villancico 
en un centro comercial
(dichosa Navidad que nos devuelve 
a la infancia mentirosa y vulnerable). 
Pasamos otra vez del ardor a la nieve;
de los cuerpos al sol
a las caricias -si es que llegan- 
con guantes de lana. 
Está bien:
aquí me quedo junto a la estufa triste; 
las ventanas, cerradas… 
Avísame cuando derrita 
el sol los carámbanos del alma. 

2 comentarios:

  1. No cierre vos las ventanas del alma...no vaya a ser,que cuando quiera volver a abrirlas,estén oxidadas y no sea posible ya...

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    1. No sufra: si se oxidan las bisagras, se le da un martillazo al cristal… espíritu salvaje que tiene uno 😂😂

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