Que no escribo, decís…
Y es porque no leéis
los surcos de mis manos,
huérfanos de caricia.
No escucháis el ritmo ni la rima interna
de un latido desbocado
ante un simple número, una foto.
No percibís el brillo en la pupila que se ensancha
al distinguir la estela
de un avión entre las nubes.
No se puede apreciar el trabajo del yunque y del martillo
mandando la emoción del sonido de una voz
a las neuronas.
No habéis descubierto aún ciertos recelos,
la tristeza escondida tras la solapilla
de un libro que no verá la luz.
Y es porque no leéis
los surcos de mis manos,
huérfanos de caricia.
No escucháis el ritmo ni la rima interna
de un latido desbocado
ante un simple número, una foto.
No percibís el brillo en la pupila que se ensancha
al distinguir la estela
de un avión entre las nubes.
No se puede apreciar el trabajo del yunque y del martillo
mandando la emoción del sonido de una voz
a las neuronas.
No habéis descubierto aún ciertos recelos,
la tristeza escondida tras la solapilla
de un libro que no verá la luz.
Pero fijaos bien,
escuchad con atención el sonido del silencio:
no todos los poemas
tienen que estar escritos.
Precioso poema Santiago. Se echaba de menos!!!. 💕💕🌼🌼🌼
ResponderEliminarMuchas gracias, Gimm 🥰
EliminarSin palabras..!!Me reafirmo..Muchas gracias Sr.Merlo...
ResponderEliminarSolo una persona me llama “Sr Merlo”, así que o la están usurpando o muchas gracias a usted siempre, “bella dama anónima” 😉🥰
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