Males menores

Entre la muerte y el susto
es fácil elegir. 
Nos conforta la salud 
ante el reiterado número 
inútil de la lotería. 
Tenemos un trabajo mal pagado
porque peor sería no tenerlo.
Miramos a las aves, las cometas
porque volar es mucho más difícil.
Nos agarramos a clavos que arden
de un mensaje, una llamada 
cuando lo que se anhela
es una caricia. 
Y vamos sobreviviendo 
porque vivir, la vida,
ha devenido en un viacrucis 
de pequeñas, enormes renuncias.


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