Las mismas manos, los mismos pinceles
que antaño delimitaron
nítidamente mis contornos,
nítidamente mis contornos,
que dibujaron mi esencia,
hoy se aplican con el difumino.
Pretenden que se desvanezca
aquello que fui, que soy…
lo único que siempre he sabido ser.
Ya no me reconocen.
Ya no me reconozco.
No importa, nunca quise
colgar de un clavo en un museo
que ya cerró sus puertas
y envuelve entre sombras
rostros que se olvidaron.
hoy se aplican con el difumino.
Pretenden que se desvanezca
aquello que fui, que soy…
lo único que siempre he sabido ser.
Ya no me reconocen.
Ya no me reconozco.
No importa, nunca quise
colgar de un clavo en un museo
que ya cerró sus puertas
y envuelve entre sombras
rostros que se olvidaron.
Mejor píntame de espaldas,
la cara hacia el mar aunque sepas
que siempre preferí mirar de frente.
Y deja que sean las olas,
la espuma del tiempo,
las que me difuminen para siempre.
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