Está bien soñar con el futuro,
pero hay que cuidar el presente.
El pasado -lo dijimos-
siempre existe: pesa o alivia
los pasos de hoy;
pero no vuelve: incluso
engaña el recuerdo a lo vivido.
Se fue. Y eso es lo importante.
Lo dicho, lo no dicho.
Lo prometido que llega
y lo que no.
El verbo que cambia su conjugación
porque nosotros no somos palabras.
¿Y mañana?
Sueños, deseos, anhelos, pesadillas,
catástrofes inventadas,
profecías que no siempre se cumplen.
“Te escribiré, te llamaré mañana,
vendré a verte”… el futuro no existe:
debería escribirse en condicional.
pero hay que cuidar el presente.
El pasado -lo dijimos-
siempre existe: pesa o alivia
los pasos de hoy;
pero no vuelve: incluso
engaña el recuerdo a lo vivido.
Se fue. Y eso es lo importante.
Lo dicho, lo no dicho.
Lo prometido que llega
y lo que no.
El verbo que cambia su conjugación
porque nosotros no somos palabras.
¿Y mañana?
Sueños, deseos, anhelos, pesadillas,
catástrofes inventadas,
profecías que no siempre se cumplen.
“Te escribiré, te llamaré mañana,
vendré a verte”… el futuro no existe:
debería escribirse en condicional.
Y el amor,
el amor que no entiende
-o no debería-
de tiempos verbales ni de calendarios.
Solo existe el presente,cierto.Un presente que se va construyendo en el día a día...Pero hay recuerdos que tienen memoria..como el rio...
ResponderEliminarEsos recuerdos alimentan el caudal….
Eliminar