Nacen (o deberían)
en el corazón
y mueren en la boca.
Más o menos tamizadas
por eso que llamamos pensamiento
e igualmente condenadas a morir
cuando salen de nosotros.
Incluso
-aunque haya quien diga lo contrario-,
cuando quedan escritas.
Porque nadie las recordará:
sin memoria no hay lenguaje.
Las palabras son la vida.
Y la vida necesita de la muerte.
El silencio es inmortal.
Siempre habrá alguien que las recuerde y si no es así,siempre estarán vivas,esperando.
ResponderEliminarUn poema,para no olvidar.🌹🌹
No sé. Yo creo que “al final” todo es silencio... pasan los hombres y pasan sus palabras. O, al menos, las mías. Quizá algunas sí permanezcan 🤷🏻♂️😘🌼🌼
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