Lobo

Lo veo venir corriendo.
Se detiene frente a mí. 
Yo me siento en el suelo
y lo miro a los ojos. 
Se acerca despacio.
Me lame las manos.
Y después
me destroza el cuello a dentelladas.
Tras él, la manada observa.
El lobo nunca está solo. 
Me incorporo.
Una hembra me lame las heridas.
Aúllo. Me marcho con ellos.
El jefe, el macho alfa
se llama Amor. 
Yo soy su aprendiz.


2 comentarios:

  1. No se sabe todavía porqué se busca la manada y si se sabe del dolor...
    bendito dolor!que causará seguirla..
    Un poema precioso,Sr.Merlo

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    1. Pues por eso... porque bendito dolor... Muchas gracias, Sra. Diez.

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