¿Quién soy yo para ti?
¿Quién eres tú?
¿Quiénes somos
-si es que “somos”- nosotros?
Cada uno enredado
en sus propios hilos
y sin poder compartir
esas antiguas madejas
que el otro iba ovillando...
O quizá sí.
Quizá seamos lana
de la misma oveja
y no seamos capaces
de darnos cuenta.
de la misma oveja
y no seamos capaces
de darnos cuenta.
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