No podía ni salir del coche.
La muleta no era suficiente.
Ochenta y siete años
un día después de mi propio cumpleaños.
La acompaña su hija, agobiada
porque no puede aparcar
y la ambulancia no ha llegado.
La llevo hasta la consulta
y me cuenta que su sobrino es
el cura de San Carlos Borromeo,
pero dios no conduce ambulancias.
No sé ni su nombre.
Su hija ha conseguido aparcar
y yo me marcho.
Y, no: no soy dios, ni soy mejor que nadie.
Solamente soy un hombre
que procura ser
“en el buen sentido de la palabra, bueno”.
A eso incluso intento dedicar mi vida.
Y no me dejan.
¿Dónde está dios?
En tu pregunta...en tu gesto solidario...Dios está siempre en nosotros..En vos Sr.Merlo y espero que en mi...🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹🌹
ResponderEliminarYa sabes que yo sólo creo en hombres y mujeres 🤷🏻♂️😘😘😘🌼🌼🌼
ResponderEliminarPor mucho que la vida, las personas o las circunstancias se empeñen en no dejarlo ser bueno, no podrán hacer que ud deje de ser una bellísima persona, con un gran corazon y esencialmente bueno. Y como poeta, admirable!!!👏 👏 👏
ResponderEliminar“Uno sólo es lo que es y anda siempre con lo puesto”... si eso es “bueno” deben juzgarlo los demás, nunca uno mismo.
ResponderEliminarMuchas gracias en todo caso, Gimm 🌼🌼🌼
No creo que ningún dios decida sobre la bondad de las personas. Optar por ser honesto y buena persona es una decisión personal y una actitud ante la vida. Precioso poema, Santiago!!! que hace pensar y reflexionar; que no deja indiferente, como todos tus poemas. Enhorabuena por ser tan buen poeta y tan buena persona.
ResponderEliminarUsted que me lee con buenos ojos (ahora mejores 😜). Muchas gracias. Algo habrá influido, si es que soy “buena persona”, la educación recibida 😉😘😘😘
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