Confundo la esclavitud
con supuestas libertades.
Confundo a los pintores
con sus cuadros.
Confundo a los poetas
con la poesía.
Confundo la verdad y la mentira.
Confundo la preocupación
por saber que están bien
quienes me importan
con los celos.
Confundo los kilómetros
con la distancia.
Confundo el futuro
con el sueño de tenerlo.
Confundo la vida con la muerte.
Confundo el amor con el miedo,
la noche con el día.
Y, aún así, sobrevivo:
constantemente equivocado.
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