Una vez, conocí a un poeta
que se preciaba de serlo.
Y cuanto más se preciaba,
menos poeta era.
Y conocí a dos poetisas
(aunque sea palabra maldita)
que siempre negaron serlo.
Y cuanto más se negaban,
más poetisas (o poetas) eran.
Una vez, conocí a un gato
(Ícaro, se llamaba)
que se creía tigre y cazaba mariposas.
Y conocí a un perro
(Cholo era su nombre)
que se creía lobo y aullaba
siempre al alba y al resto de animales.
Y una vez vi en el espejo
a un fantasma
que se creía un hombre.
Sr Merlo...nada miente más,para bien o para mal,que el espejo...Tire ese en núnca jamás..y salga de alli volando... y que Camponilla le ayude.🌹🌹
ResponderEliminarLamento discrepar, Sra Diez: el espejo no miente... mienten los ojos que lo miran algunas veces. Y me haga el favor de avisar a Campanilla si la ve, que a mí me da comunicando 😂😂😂
EliminarCuando Campanilla no vuela...vuele vos SrMerlo...🌹🌹
ResponderEliminarEso intento, Sra Diez, pero se ve que soy más árbol que ave... 😉😘💜
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