Ocupé una caracola
en la que escuchaba el mar.
Pero no era mi casa.
La arrastro por la arena
pero no llego al agua.
O acaso la confundo
con la bruma que ha bajado
a posarse entre las olas.
Y así ando, sin rumbo,
sin una casa propia y en un mar
que no es el mío.
Perdido: perdido y ermitaño
entre la niebla y la arena
de un océano que debería saber...
Y que no encuentro.
Es una pérdida pasajera...como meterse en un tren sin destino...Pero siempre queda una parada,y un pañuelo que saluda..🌹🌹
ResponderEliminarY, a veces, un abrazo y una mano (de) amiga que “te da de comer” 😉😍💜
EliminarUna mano...que comparte una comida y lo que es mejor,pensamientos y vivencias..🌹🌹
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