¿Cuándo comenzó la ceguera del ciego
que no quiso ver?
¿Cuándo se puso la venda?
¿Cuándo decidió tapar
todos los espejos
que había en sus alcobas,
apagar todas las luces,
y deambular a tientas por la vida
repitiéndose “yo veo”?
Se pensaba libre.
E inmortal.
Hasta el día que rodó
escaleras abajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario