Gracias.
Gracias por ser y estar,
por quedarte y por saberme,
por sabernos y entender.
Gracias por habitar
mi piel cuando salgo de ella.
Gracias por permitirme
que yo habite tu ausencia.
Gracias por tus vuelos libres
y tus aterrizajes.
Gracias por ser el mar
y las olas
y las profundidades
y la arena.
Gracias por ser la cima
y el valle, el río, el lago.
Gracias por ser la rama y la raíz.
Gracias por ser la noria
y el manantial que nutre
el pozo del que bebo.
Gracias por existir
y gracias por dejar
que comparta contigo
mi fútil existencia.
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