se deshizo en otro cubo de los celos;
otra bolsa más para las envidias;
en otro contenedor, más escondido,
fue dejando con mimo
las palabras de amor que pasaron de moda,
unas cuantas caricias olvidadas
y un puñado de besos oxidados
que habían olvidado en el desván.
Volvió a casa paseando tranquilo.
Su mujer le esperaba con una bolsa enorme:
“se te olvidó llevarte las mentiras”.
Y se puso a llorar.
Él temblaba y, aún así, recogió
la pesada bolsa de sus manos.
Añadió todas las lágrimas que pudo recoger
y las unió a sus propios miedos.
Arrastró con esfuerzo el saco hasta la calle
y lo dejó junto al resto de los contenedores.
Poco después, otro hombre escarba en la basura:
va uniendo en algo parecido a moldes
lo que ha elegido de cada contenedor.
A su lado, en ese instante, aparece otra mujer.
Y otro hombre. Se van de la mano
hacia la misma casa -la de antes-,
lo que ha elegido de cada contenedor.
A su lado, en ese instante, aparece otra mujer.
Y otro hombre. Se van de la mano
hacia la misma casa -la de antes-,
que ahora está vacía.
El hombre que escarbaba en la basura
El hombre que escarbaba en la basura
se sienta en un bordillo y mira las estrellas.
Bonito poema en forma de cuento, o bonito cuento en forma de poema...de cualquier manera un bello relato sobre el "reciclaje de los sentimientos"!! Aplausos
ResponderEliminarPara qué “etiquetar” 🤷🏻♂️😉
ResponderEliminarGracias de nuevo, Gimm