Trato de encontrar mi edad
a través de los surcos que rodean mis ojos,
como si fuera un árbol.
A veces cuento decenas de ellos,
como un olivo viejo que ha vivido
años que ni él conoce.
Veo entonces las manchas en las manos,
los nudos en las ramas.
Y recuerdo las podas, los injertos,
alguna cura y cambios de tierra
que me ayudaron a llegar aquí.
A veces dejo de contar y aparto
la mirada del espejo y veo
que hay un rayo de sol esta mañana.
Y siento que aún fluye savia nueva:
algo dentro de mí sigue brotando.
Un precioso poéma...!Esa es su savia y no dejará de fluir núnca...!!🌷
ResponderEliminarLa que “otros” alimentan, en todo caso... Como esos “soles” que me alumbran 😊.
EliminarGracias una vez más, Amelia. 😍
Qué bonito, Santiago!!! Tienes mucha más savia nueva de la que pretendes aparentar y prueba e ello es la capacidad para escribir este bellísimo poema. Aplausos, aplausos...
ResponderEliminarMuchas gracias, Gimm... ya sabe usted que unos días llueve y otros hace sol... y aunque todo alimenta a los árboles, no siempre “lucen” igual 😉😍
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