No, ya no necesito que me veáis.
Siento que la oscuridad me hizo más libre.
Porque a veces la luz ciega y cuesta distinguir
si es el sol o sólo un flash quien te deslumbra.
La mayor libertad es no necesitar
nada ni a nadie... pero eso es imposible.
Lo que sí aprendí es a elegir yo mismo
de quién quiero ser esclavo:
sólo, todo, siempre
tuyo.
Precioso poema de amor!!! Gracias por volver y darnos la oportunidad de disfrutar de tu poesía...Aplausos, aplausos!������
ResponderEliminarGracias a usted por leer y estar atenta... Aquí me quedo 😉😊
ResponderEliminarHabía cerrado los ojos,y al volver....ale gira de encontraerle. ..Así debe ser.��
ResponderEliminarAlegría la mía de encontrarme con usted, doña Amelia. GRACIAS.
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