Miro el monte no muy alto
que deja ver más cielo,
los árboles. Escucho
a una ardilla subir y bajar
con piñas, ramas secas.
A lo lejos el murmullo de los coches
casi se parece a un mar encabritado.
El mar azul que añoro o sueño
cuando contemplo el bosque casi verde
y cambio a las ardillas por sirenas.
Y siento que los árboles son algas
que me rozan la piel mientras nado contigo.
Me encierro en el recodo al que apenas
si penetra la luz y puedo oler la sal.
Pero abro los ojos y estoy solo en el bosque,
perdido como uno de esos niños de los cuentos.
No hay hada ni sirena que me salve.
No hay hada ni sirena que me salve.
Las hadas y las sirenas son juguetonas...pero saben esperar...🌷
ResponderEliminar😊😊😊😍😍😍
EliminarPrecioso poema, Santiago!!! El bosque, los árboles, las ardillas, el mar, las sirenas...todo es sugerente y digno de ser disfrutado. Enhorabuena poeta!!!
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