quiero volar y los brazos me pesan
porque no son alas.
Y si fueran alas serían de plomo.
Ya no es que camine o que me arrastre:
ahora la gravedad me lleva más adentro,
al subsuelo, por debajo
del barro y de la arena de la playa
que añoro:
hacia la obscuridad.
Demasiados intentos, querida Campanilla:
ya no me quedan fuerzas
para salir una vez más
de esta caverna.
©Santiago Pérez Merlo
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