de todo es
que sabíamos las cosas
que fingimos no saber.
Pero, a pesar de ello,
nos aferramos vanamente
a la esperanza de que todo cambie,
que dé un giro de ciento ochenta grados
y el suelo se convierta en cielo,
las nubes en arena…
Y arrastrarse sea volar.
©Santiago Pérez Merlo
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