de tu piel
erizándose y llamando
a mis manos y a mi boca.
Anhelo
tu mirada perdida
y tu gesto fruncido
en el que mezclas
el placer y una especie
de dolor que no duele
(si es que eso existiera).
Necesito saberte.
Necesito tocarte y provocar
esos ríos de vida
que me inundan y matan a la muerte.
Necesito beberte y respirarte.
Y que me bebas y que me respires.
Necesito tu cuerpo sobre el mío
completando el vacío que me llena
cuando extiendo la mano
y no encuentro tu piel:
Te necesito.
©Santiago Pérez Merlo
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