acaricia a un perro y otra
abraza a una niña.
La cabeza se afana
en las obligaciones
(el trabajo, la casa, los papeles,
los cuadernos nuevos,
la plancha, la cena de esta noche...).
El corazón brinca
satisfecho y lleno
de lo que nunca tuvo
hasta el día de hoy.
Pero al fondo, por debajo
de todo e inundando
los gestos y las citas
marcadas en la agenda,
una tristeza campa
a sus anchas y sólo
el corazón radiante
de todo e inundando
los gestos y las citas
marcadas en la agenda,
una tristeza campa
a sus anchas y sólo
el corazón radiante
permanece a salvo.
©Santiago Pérez Merlo
No hay comentarios:
Publicar un comentario