Hay un duende cabrón y verde oscuro
que maneja los tiempos de los hombres.
Con su sombrero verde, sus orejas de punta
y su cara de viejo siendo niño.
Su sonrisa burlona cuando corta
los hilos de tu tiempo y de mi tiempo.
Cuando espía mi gesto de pesar
y decide que ha llegado el momento
de que se te acumulen las tareas
y las obligaciones.
Cuando observa tu rostro compungido
y decide que aún hay que esperar
para el próximo vuelo.
Tendría que matar a ese hijoputa,
apretar con mis manos su diminuto cuello...
Pero de vez en cuando, el duende se adormila
y el tiempo se comprime, vuelve a brillar el sol,
el bosque resplandece y las hadas del lago
empiezan a volar y a regalar sus sueños:
triunfan sobre los duendes.
©Santiago Pérez Merlo
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