Dentro

No entres en mi piel para dolerte
de dolores que no tengo y no llores por mí 
lágrimas que no brotan de mis ojos.
Entra en mi piel mejor para quedarte
con tu risa diáfana que es mía 
sólo si tú te ríes.
Entra en mi piel y deja que yo entre 
en la tuya para amarnos 
más allá de lo humano y lo posible,
más allá del deseo y de la realidad:
como si un único cuerpo pudiera contener 
dos corazones pero un solo latido.

©Santiago Pérez Merlo

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