La más larga de las vías
acaba en vía muerta y viene siempre
de alguna otra estación.
Incluso, a veces, por ella pasa un tren.
El océano que vemos infinito,
lo es desde la orilla y sin embargo
también en otra parte hay otra orilla.
El camino nunca empieza de la nada:
siempre queda otro trecho
de sendero detrás
y nuestros son los pasos
que avanzan o regresan...
O se paran en medio del sendero
y lo convierten
en una encrucijada.
Es el hombre quien recorre y surca y anda.
O se detiene. Lo demás,
son líneas en un plano vacío uniendo
los dos puntos de ayer
y de mañana.
©Santiago Pérez Merlo
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