y arrugas debajo de los ojos
al ritmo de los días que pasan
lejos de ti. Y lejos
no es sólo la distancia que le falta al abrazo.
Lejos es cada instante
que no puedo acunar
tu dolor de cabeza
o que no compartimos
el instante preciso cuando uno
piensa en el otro y éste
presiente el pensamiento.
Cuando ese segundo coincide
no es que estemos más cerca,
ciertamente,
pero sí noto a veces
que tu sueño me roza y los míos
despiertan y vivir
se parece otra vez a la vida.
©Santiago Pérez Merlo
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