trágico del amor, de la vida...
Y, si me apuran, tampoco el de la muerte.
A veces abomino
incluso de mis versos cuando son así.
Es tan fácil la amargura.
Basta mirar al mundo, abrir los ojos,
ver el miedo y el odio y la codicia,
la envidia, la estulticia…
la tristeza que habita en tantos corazones.
Es tan sencillo
-y tan dañino a veces y tan duro-
instalarse en la pena.
Creo que ya lo dije en otra parte
-perdón por repetir mis propios desvaríos-:
A veces abomino
incluso de mis versos cuando son así.
Es tan fácil la amargura.
Basta mirar al mundo, abrir los ojos,
ver el miedo y el odio y la codicia,
la envidia, la estulticia…
la tristeza que habita en tantos corazones.
Es tan sencillo
-y tan dañino a veces y tan duro-
instalarse en la pena.
Creo que ya lo dije en otra parte
-perdón por repetir mis propios desvaríos-:
prefiero la difícil alegría.
©Santiago Pérez Merlo
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