en el cielo y mueren
los fuegos de artificio
dejando tras de sí,
apenas,
una estela de humo
que se desvanece.
Los oigo silbar
y caer.
Buscan la eternidad
en su propio color
y sólo es ruido. La noche
sigue siendo de silencio y negra.
El fuego es otra cosa,
aunque nadie le aplauda.
©Santiago Pérez Merlo
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