y otro día inventé para ellos
un combate a infinitos asaltos...
Y tal vez fui injusto, tal vez
también a veces ellos
se sienten solos, tristes
y necesitan de mi compañía.
Seguramente, no todos sean tan malos
o no sean malos siempre
-es lo mismo que ocurre con los hombres-.
El problema es que a menudo
resulta complicado distinguirlos
como una mentira de una verdad a medias
porque flotan a nuestro alrededor
y se hacen visibles o invisibles,
bondadosos o fieros,
a su antojo.
©Santiago Pérez Merlo
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