pedacitos de mí
empiezo por los pies y sigo por las piernas
-¿por qué y para qué querría caminar?-.
Después vienen las manos y los brazos
-¿quién querría dejarse tocar
por semejante monstruo?-.
La barriga, el torso, el corazón,
el cuello, la barbilla...
Me dejaré los ojos
y la boca para devorarlos...
cuando no pueda verte.
©Santiago Pérez Merlo
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