Como un rumor de olas
en el atardecer o como
el susurro del viento entre la hierba.
Como la voz de Dios que aseguran oír
quienes creen en sus rezos.
Como una musiquilla infantil, una nana
que escucharas de pronto muchos años después.
Como un rumor de hojas
en el bosque o el sonoro silencio
de la paz interior.
Así, sencillamente -un tópico tras otro-,
como lo suelen ser
las cosas más felices
y las más cotidianas
me calma a mí tu voz
en la tormenta.
©Santiago Pérez Merlo