no siempre es la oscuridad:
hay sombras claras como la de una cala
en la ventana de tu habitación.
El dolor no es siempre
-como tampoco el odio o el rencor-
antónimo de amor.
El dolor insoportable
de no saber si estás
o si estarás mañana cuando todos
-incluso yo- me falten
y la vida
no tenga valor para llamarse vida,
no es el lado oscuro del amor:
a veces caminan cogidos de la mano
y sin uno no puedes afirmar
que has conocido al otro.
©Santiago Pérez Merlo
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