-no había olas polares,
ni las tormentas eran ciclogenéticas-
escondo las manos en las bocamangas
y me subo el verdugo hasta la nariz
-se empañan las gafas pero el vaho calienta-
para no tocarte,
para no decir tu nombre,
para no sentir
descender el mercurio
hasta tu ausencia.
©Santiago Pérez Merlo
©Santiago Pérez Merlo
Precioso,Santiago. Hay mucha poesia en este poemita tan corto. Aplausos, aplausos.!!
ResponderEliminarEs un poema precioso escrito a un precioso amor..Felicidades..!!
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