Relojes blandos, de Salvador Dalí |
que señala las tres.
Va viendo venir
a la aguja más grande y la siente
posarse sobre sí
apenas un minuto y alejarse
después
inexorablemente.
Y es larguísima la hora
hasta volver a verse.
(El segundero mientras
corretea alrededor
como un niño jugando
ajeno al paso lento
del tiempo de sus padres).
©Santiago Pérez Merlo
Me encanta Sr.Merlo...Precioso
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