áspera como una lija
y la frotas contra el cartón:
nada sucede.
Intentas alentarte
la punta de la vena
por la que en otro tiempo
salían a borbotones azules
las palabras:
tampoco ocurre nada.
Pero de pronto un día,
una noche, más bien...
(sí, estoy seguro de que estaba
todo oscuro ahí afuera),
algo como una estrella
fugaz o quizá sólo
la luz de algún avión
parece hacerte un guiño
y un instante después
todo fluye de nuevo:
vuelves a salivar, tu aliento
ya no parece helado
y la sangre
se desliza de nuevo en el papel.
©Santiago Pérez Merlo
La inspiración..que te dá la mano. ..cuando menos los esperas...Preciosa.
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