te humillas, receloso,
o brincas y amenazas con morder
a las manos que intentan liberarte.
Quizá ya estás cansado de ver mundo,
quizá tu pobre pata
magullada
prefiera ese dolor
a clavarse -otra vez-
las piedras del camino.
Quizás tan sólo quieras
morir, vivir así,
dulcemente
apresado.
©Santiago Pérez Merlo
©Santiago Pérez Merlo
Qué bonito!!!que alegoría más bonita a la dulce sensacion de estar «apresado» por el amor...
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