El gesto sorprendido y apenas atisbado,
el ademán, la pose que ojalá
pasara inadvertida.
La frase que se dice sin querer,
la que no es importante pero queda
flotando, junto a ti,
y se te mete dentro y se hace enorme,
se magnifica, crece hasta hacerte sangre
en los oídos.
Las palabras de disculpa, las excusas
enunciadas a medias,
las justificaciones no pedidas.
Los silencios no forzados
que habitualmente
no significan nada.
Lo que no tiene sentido almacenar,
someter al estudio y mucho menos
extraer conclusiones.
Las cosas que yo guardo.
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