está en silencio y he empezado
a pasear de nuevo los "Campos de Castilla".
Sé que dije -hace solo unos días-
que tenía nostalgia del mar pero ¿saben?
Estoy harto del mar, de ese azul tan intenso,
de esas olas distintas que son siempre
la misma eterna ola que me aburre
de idas y venidas.
Empiezo a echar de menos el socorrido trigo
de tus cabellos rubios,
el marrón de la tierra -socorrido también-
sembrada de tus ojos.
Harto de acantilados y añorando
las suaves colinas que apenas si destacan
en la fértil, callada meseta.
Cansado de las aguas saladas y espumosas
y soñando los dulces, tranquilos humedales
y los ríos serenos con que bañas
las tierras de Castilla.
La culpa, estoy seguro, es de Antonio Machado.
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