Sueña que es
un cangrejo ermitaño y que entró allí
por propia voluntad.
Pero cada vez que se contrae,
que tensa su invertebrado cuerpo,
el armazón se cierra,
sin ruido,
pero con una obstinación de vida.
Piensa que si se abre morirá.
Piensa que es una ostra.
En realidad, sólo es el sonido del mar
encerrado en una caracola,
que precisa el oído cercano
para ser.
©Santiago Pérez Merlo
©Santiago Pérez Merlo
Me encanta, Santiago!!! Qué imágenes mas bellas en un poema tan corto!!! Muchos, muchos aplausos
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