de cuando eras pequeña
y más joven -y guapa, dices tú-
de lo que eres ahora.
Te veo en fogonazos
reír, darme la espalda,
estar ausente
y volver
a mirarme desde los largos años.
Yo trato de aprehender
la memoria de ti,
de cuando no eras nada,
ni nadie,
en mi propia memoria.
Y es inútil.
Yo no te reconozco
-ni falta que me hace-
en aquellas que fuiste
o sólo en la medida
en la que tú me dices:
“mírame, soy la misma,
aquí sí que soy yo”…
Pero si estás aquí, si te miro
y te toco
y puedo ver
tu sonrisa de ahora,
tus lunares,
las manos que acarician
o que juegan nerviosas con tu pelo,
¿qué me importa
-te cantaría el bolero-
saber de tus pasados?
©Santiago Pérez Merlo
Que bonito, Santiago!! Me encanta. Otro más lleno de ternura y sencillez....Aplausos, aplausos
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