de ducharte de noche
y meterte en la cama oliendo sólo a ti;
aunque yo esté dormido,
aunque no me despierte algunas veces
y evitemos así que se convierta
la pasión de otros días
-los que sí me despierto, inevitablemente-
en una inercia más,
otra rutina que añadir a la lista interminable
de cosas que nos hacen felices y aún así
no conviene convertir en rutinarias.
©Santiago Pérez Merlo
©Santiago Pérez Merlo
Es muy difícil escribir un poema con tanta sencillez y que suene tan bien. Aplausos,aplausos
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