Visión del descampado

Una obviedad: se secan
y marchitan en verano
las flores, las buenas y las malas
hierbas
que florecían ayer, en primavera.
Adiós al verde y rojo
de las amapolas
y al amarillo y blanco y al morado
y al naranja de las margaritas.
Todo es pálido ya,
ocre, pajizo
y seco. Pero cuidado:
es ahora,
en la decrepitud,
cuando brota el incendio.

©Santiago Pérez Merlo

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