Salmo

Señor, ¿por qué
me has abandonado
precisamente aquí?
¿Por qué no me has dejado
en cualquier otra parte?
En una isla, por ejemplo,
aunque estuviera solo,
sin comida ni agua que beber…
o en mitad de la nada,
del desierto más cruel
y más caliente.
Tal vez en una cárcel,
rodeado de ratas y preso
de una atroz claustrofobia…
incluso al borde del cadalso,
viendo cómo el verdugo
asegura la soga...

Pero no aquí,
no ahora:
no en mitad del poema

que no he escrito.

©Santiago Pérez Merlo

1 comentario:

  1. Pufff,Santiago. Me ha estremecido, muy poético, pero muy amargo!!!Bastante bueno.

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