No escribiría que no existe el paraíso
si creyera
que hay un dios esperando
el día del juicio.
No gritaría las cosas que detesto
si no las detestara.
No cantaría tu cuerpo de mujer
si me gustara un hombre.
Lo que sí puedo hacer
es no llevar banderas
ni ponerme el disfraz de hombre respetable;
y no decir tu nombre,
ni pregonar
uno por uno
tus lunares
o esa diminuta cicatriz
que te hace inconfundible.
Pero que no lo diga,
no lo convierte en falso.
©Santiago Pérez Merlo
Muy bonto, Santiago. Me gusta el ritmo de este poema. Aplausos
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