Definitivamente
parece confirmarse que este invierno
que viene, será duro.
Jaime Gil de Biedma
Estábamos junto a la chimenea
desnudos pero envueltos en una manta enorme,
con el peso de la lana en nuestros cuerpos.
Había sudor y frío en esa escena
y una blancura leve de nieve no caída
nos observaba desde la ventana.
Estábamos absortos, mirábamos el fuego
y escuchábamos sólo
nuestras respiraciones
-ese leve aspirar cuando se fuma
en medio del silencio-.
Y no nos percatamos.
Era pleno verano, mes de julio,
y ese invierno no ocurriría nunca.